
Ha sido creada por el departamento de psicología del Lliceo de Colombia como un canal de ayuda efectiva en donde podrás expresarte, desahogarte, contar tus dudas, inquietudes o miedos respecto a tu vida, allí no te sentirás juzgado, no te vamos a criticar y no te vamos a regañar.
En nuestra linea nos interesa orientar a niños, niñas, adolescentes, padres de familia y miembros de la comunidad liceísta. Esta orientación estará a cargo de los profesionales idóneos para su manejo.
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¡Respetaremos tu privacidad a menos que tu vida o integridad esté en peligro!
La etapa escolar en la vida de un ser humano es el espacio donde los lazos de amor, comunicación y empatía están determinados, en gran medida, por los adultos y especialmente los que conforman su círculo cercano como los padres, profesores y familiares por lo que tenemos una gran responsabilidad en la construcción del universo complejo, frágil y mágico que implica la vida y las relaciones interpersonales de un niño, niña o adolescente.
Nunca dejamos de ser un ejemplo para los niños, ni tampoco dejamos de estar reflejados en sus actos y comportamientos. Desde esta perspectiva, el bullying o el acoso escolar es un asunto que nos compromete a todos, una agenda pendiente de la cual nos tenemos que ocupar.
Vivimos en una sociedad competitiva, es cierto. Muchas veces se justifica el bullying aludiendo al “no te dejes”, sin embargo, tenemos que ser conscientes de las dramáticas consecuencias de la violencia cuando no existe mediación a través de las leyes, los reglamentos, la justicia, la autoridad, el diálogo y la palabra.
¿Dónde estamos los adultos cuando dos o más niños están inmersos en el fenómeno del bullying?
¿Por qué no pensamos que el acoso escolar es un llamado, un grito dirigido a los adultos y que nos convoca a intermediar?.
Para ello necesitamos ser conscientes de la magnitud y fuerza que ha cobrado la violencia, sensibilizarnos frente a ella, abandonar su normalización en la vida pública y tomar medidas al respecto.
A continuación invito a reflexionar, como adultos, en algunos aspectos sobre el tema:
1. ¿Soy consciente de cómo repercute la violencia en mí?
2. ¿Soy consciente de cómo ejerzo la violencia?.
3. ¿ Me he preguntado sobre otras maneras de manejar la agresión?.
4. ¿ Me cuestiono sobre el ejemplo que doy a mis hijos o estudiantes?
5. ¿Me he preguntado de qué modo puedo intermediar en el conflicto de dos o más niños?.
6. ¿He investigado sobre el tema del bullying o acoso escolar?
7. ¿Le he enseñado a mi hijo o estudiante a respetar las diferencias con los otros?.
10. ¿He dialogado sobre la importancia de comprender que nadie es inferior o superior a mí?.
Carolina Correa B.
Rectora
Fecha de publicación: 08/11/2019
Cada año, durante los meses de octubre – noviembre, los estudiantes de los “Colegios Internacionales” a nivel mundial, se encuentran presentando los exámenes de los currículos que cursan. Nuestros estudiantes de grado 5°, 8°, 10° y 11°, no son la excepción. El LCB al ser un Colegio Internacional, que desarrolla los programas de Cambridge Assessment International Education, inscribe a sus estudiantes a los exámenes anuales en las asignaturas de Matemáticas, Ciencias, Inglés (Para grados 5° y 8°) y Física, ICT, Biología, Español, Inglés, Global Perspectives y Matemáticas (Para grados 10°y 11°).
Más allá de los exámenes, en los últimos años se ha venido incrementando en Colombia y el mundo el número de “Colegios Internacionales”, lo cual, sin duda, permite cada vez mayor calidad y efectividad en los procesos de enseñanza – aprendizaje, con estándares internacionales, prácticas pedagógicas cada vez más científicas y procesos evaluativos orientados al aprendizaje.
No obstante, en nuestro contexto, particularmente, se han creado ideas diferentes acerca de lo que es y no es un colegio internacional e inclusive un colegio bilingüe. Vale la pena pues, tomar un momento y revisar.
De acuerdo con la normatividad vigente del Ministerio de Educación Nacional[1], existen tres categorías para que un Colegio sea denominado internacional.
En primera instancia, Colegios que son oficiales en su país de origen, que tienen una proporción mayoritaria de docentes de otro país, en muchos casos financiados por el Gobierno y que operan en Colombia en desarrollo de convenios internacionales entre Estados. Por ejemplo, nombres como Colegio Andino de Bogotá, Reyes Católicos, Liceo Francés, Colegio Italiano Leonardo Da Vinci, Alessandro Volta y Colegio Helvetia, entre otros.
Una segunda categoría la conforman los establecimientos educativos que están acreditados por un modelo norteamericano. Actualmente los modelos vigentes en el país son los de AdvancED (antes SACS, Southern Association of Schools and Colleges) y NEASC, New England Association of Schools and Colleges. Estas acreditaciones aplican a los establecimientos educativos que tienen una oferta de calidad dentro del territorio norteamericano y a los que tienen esta oferta, en condiciones de calidad, en el exterior.
Finalmente, están los colegios que ofrecen bachillerato internacional, siguiendo los parámetros de organizaciones como Cambridge Assessment International Education, o International Baccalaureate Organization – IBO, o. Estos pueden aplicarse en básica primaria, básica secundaria, media o cualquier combinación de las anteriores, y en español o en otro idioma.
En esta última categoría encontramos a nuestro Liceo de Colombia Bilingüe.
Ahora bien, los Colegios Bilingues, también regulados por el MEN, deben cumplir con unos requerimientos especiales en cuanto a, intensidad de contacto con la lengua extranjera en el plan de estudios (mínimo 50%), promoción de contacto con países extranjeros, aprobación de exámenes de lengua internacional al finalizar el programa de estudios, entre las más relevantes. Cumpliendo estos parámetros y con la debida autorización por parte de la Secretaría de Educación, los colegios, nuestro Liceo de Colombia, reciben la aprobación como Colegio Bilingüe.
Para cumplir con este último ítem, de la presentación de exámenes de lengua, aparecen otro tipo de pruebas “internacionales” específicamente para evaluar y convalidar el nivel de inglés de los estudiantes. Para los niveles intermedios – avanzados aparecen los conocidos TOEFL, IELTS y, más recientemente también Cambridge International ha presentado su paquete de exámenes Cambridge English Qualifications, los cuales incluyen las pruebas A2 Key, B1 Preliminary, B2 First, C1 Advanced. Así mismo, para los aprendices más jóvenes Cambridge propone el paquete de exámenes YLE (Young learners), con pruebas Starters, Movers y Flyers.
Como estímulo a los colegios que toman los paquetes de pruebas de inglés Cambridge English Qualifications, la organización Cambridge International, le otorga a los colegios el rótulo Cambridge English Preparation Centre. Esta es muy diferente de la certificación que se genera para los Colegios que desarrollan el Currículo Internacional de Cambridge. Aquí se debe hacer una distinción clara.
Un Colegio que aplica únicamente los exámenes de INGLÉS de Cambridge, recibe el nombre Cambridge English Preparation Centre.
Por otro lado, un Colegio que recibe una autorización especial para desarrollar el currículo completo en diferentes asignaturas, con sus respectivos exámenes que permiten la obtención de un título internacional a sus estudiantes y está autorizado para ser un “Colegio Internacional” es denominado Cambridge Assessment International School.
Lamentablemente, muchos Colegios dan un uso inadecuado del rótulo que reciben como Preparation Centre cuando presentan a sus estudiantes a exámenes de inglés, y se presentan como “Colegios Cambridge” o “Colegios Internacionales”,
Es así como en nuestro LCB, en calidad Colegio Bilingüe e Internacional estamos comprometidos por desarrollar procesos educativos muy significativos, bilingües e internacionales. Tenemos una filosofía clara: no se trata de preparar a los estudiantes para unas pruebas, se trata de lograr en ellos el máximo nivel de aprendizaje que les permitan materializarlos, también, logrando resultados exitosos en ellas.
Andrés Rojas Calderón
Head of High School and International curriculum
[1] Recuperado de: https://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-364450.html?_noredirect=1 Septiembre 20 de 2019.
Fecha de publicación: 22/10/201
Nuestra profesión docente está enmarcada no solo en un área disciplinar de la educación, está contextualizada en las experiencias del día a día y es en esta titánica pero muy emotiva misión de forjar seres humanos desde muy niños, que aparecen circunstancias que pueden marcar la vida de nuestros estudiantes (sus hijos e hijas) para toda a vida.
Cuando somos padres, el instinto natural nos lleva a una defensa innata y en casos extralimitada, por generar espacios, momentos y eventos en donde deseamos que se sientan, las personas más felices del mundo. Estas situaciones nos han obligado en muchas ocasiones a ceder espacios normativos o de conducta que generalmente en otro entorno, no negociaríamos.
Es así como nos convertimos de manera inconsciente, en “formadores emocionales circunstanciales” y aparecen frases como “no importa…es mi hijo o hija…” “yo no lo hice de niño…” “para eso trabajamos, para darles gusto…” y sobre todo “quiero que sea feliz…”. Sin darnos cuenta, generamos un comodín emocional en nuestros infantes que, con el paso del tiempo, ellos, sí sabrán aprovechar muy bien.
La expresión “NO” que socialmente ha tenido siempre una connotación negativa, es una de las palabras más importantes que debemos enseñar a nuestros hijos e hijas desde temprana edad. La hemos enseñado con pequeñas onomatopeyas como “No, Pao Pao…” y esto nos ha llevado a poner por delante de muchas situaciones, la emoción o el afecto de ser padres. Esta expresión que obviamente queda grabada en la memoria de ellos, genera entonces una respuesta de advertencia y negación de un hecho. Sin embargo, cuando esta expresión se acompaña de “bueno, solo una vez” “solo esta vez” “bueno, solo por hoy”, abrimos una brecha enorme en el pensamiento dubitativo de nuestros pequeños.
El tiempo se encarga entonces de presentar situaciones en donde nos preguntamos ¿Por qué lo hiciste, si sabes que NO debes hacerlo? “Tú ya tienes edad para saber si SÍ lo haces o NO lo haces” y muchas otras frases que enfrentan a los menores a un dilema comportamental que nosotros mismos creamos.
Desde la teoría de la neurolingüística, se nos ha manifestado que el cerebro, en su indescriptible dimensión de capacidades, tiene una característica especial frente a la expresión “NO”.
Richard Bandler y John Grinder, creadores de este concepto de neurolingüística, explicaron a través de muchas pruebas, como nuestro cerebro relaciona imágenes con expresiones y por esta misma razón se dificulta la representación de una negación.
Lo interesante de esta teoría es que nos lleva entonces a otra presunción más importante aún, como lo es el asertividad de nuestra comunicación. Ser claros, directos y muy objetivos en nuestra forma de comunicarnos debe ser el verdadero interés al momento de instruir a nuestros niños y niñas.
Por lo anterior, saber decir “NO” incluye no solo la expresión como término de negación o prohibición, sino que, por el contrario, nos obliga a entender que en muchas oportunidades de nuestra vida debemos tener la capacidad de sustentar por qué “NO” hacemos las cosas o las decimos. Hay muchos momentos en la vida en la que los caprichos de niño, no pueden ser el soporte de un “Bueno, por esta vez lo haremos” cuando existen razones sociales o normativas que exigen un “NO” contundente para forjar personalidades con carácter propio.
Nunca se nos enseña la verdadera importancia de es sencilla palabra de dos letras que en momentos particulares deja de ser una expresión silábica para convirtiese en una transcendental decisión que forma a nuestros menores y les permite tener criterio frente a muchos temas. Decir “NO” en su momento oportuno, es también una lección de vida, decir “NO” a muchas voluntades, nos permitirá enseñar a nuestros niños y niñas, que las cosas tienen un momento y una razón.
Somos nosotros los adultos significativos quienes, a través de nuestro ejemplo y nuestro discurso asertivo, generamos en ellos la necesidad de comprender la importancia de decir “NO” en su tiempo oportuno sin que esto llegue a frustrar sus sueños o ilusiones.
Podemos entonces como padres y docentes, ser los motivadores de un diálogo asertivo que lleve a nuestros niños y niñas a ser ellos mismos quienes entiendan la importancia de decir “NO”. No nos debe generar temor decir “NO”, por el contrario, estaremos brindando herramientas emocionales y de carácter a nuestros hijas e hijas para que se enfrenten a esta sociedad actual llena de contratiempos y vicisitudes.
¡Sí se puede decir NO…!
JUAN GUILLERMO ZORRO CARDONA
Coordinador de Bienestar Escolar Primaria
Fecha de publicación: 22/10/2019
Sin lugar a dudas, el tema del uso de la tecnología en menores de edad se ha convertido en los últimos años en el “caballito de batalla” de padres y educadores, quienes se ven envueltos en informaciones diversas, ante las cuales lo más aconsejable será ver la situación desde perspectivas objetivas, acudiendo a los estudios y evidencias del caso.
No se trata, desde ningún punto de vista, de negar la importancia de la tecnología como fuente de información en un mundo cada vez más mediático, ni como un recurso para acceder al conocimiento, sino de ser conscientes que de su inadecuado uso derivarán situaciones complejas que podrán llegar afectar no sólo la salud física, sino emocional de los niños.
Los estudios señalan que un permanente acceso a la tecnología y/o un inadecuado uso de la misma, acarrea diversos efectos negativos que se señalan a continuación:
A nivel fisiológico, una alta exposición al uso de la tecnología (celulares, tablets, juegos) puede llegar afectar, entre otros:
*Los niveles de atención y concentración para la realización de actividades que demandan estar alertas frente al seguimiento de instrucciones.
*Disminución de la memoria, ya que todo se deposita en el dispositivo tecnológico.
*El descanso reparador que debe conseguirse con el sueño, ya que en ocasiones se llega a dormir junto al dispositivo.
*Sobrepeso y obesidad debido al sedentarismo que genera la dependencia a los dispositivos tecnológicos; se dejan de lado actividades físicas por no desprenderse de éstos.
*Implicaciones negativas en la audición, en el caso del uso excesivo de audífonos, y afectaciones de visión, a causa de las luces emitidas por los dispositivos tecnológicos.
A nivel emocional, los estudios refieren que cada vez más se encuentran altos índices de afectaciones generadas por el inadecuado y/o exagerado uso de los dispositivos tecnológicos, entre las cuales se señalan:
*Depresión, ya que surge la tendencia a compararse con otros en las redes, con su físico, trabajo, estado financiero, amigos, actividades, etc.
*Ansiedad frente a lo que se consulta y se publica, con la intención de saber permanentemente, por ejemplo, cuántas personas han visto las publicaciones y cuántos like se han alcanzado.
*Dependencia, ya que se desarrolla cierta obsesión por estar conectados, si no se está con el dispositivo cerca surge una sensación de soledad, de abandono.
*Disminución de la motivación intrínseca frente a la participación en actividades que impliquen dejar de lado los dispositivos.
A nivel social, es evidente que las interacciones sociales se han visto afectadas por el alto impacto de la tecnología, al punto de parecer que fuera más fácil establecer contacto a través de la red, que de manera personal. Dentro de las afectaciones sociales, están:
*Dificultad para comunicarse de manera personal y directa, prefiriendo hacerlo a través de las múltiples aplicaciones de la red.
*Aislamiento social, ya que se van perdiendo las habilidades sociales para establecer relaciones, contacto con otras personas, al punto que en reuniones sociales cada uno está con su dispositivo, pero no en interacción.
Adicional a todo lo anterior, se encuentran los altos riesgos a los que se exponen quienes no tienen un adecuado manejo de los dispositivos tecnológicos, como son:
*Vulnerabilidad al estar expuestos en las redes, cuando lo privado pasa a ser público.
*Acceso indiscriminado a Páginas e información no apta para menores de edad, ya que no hay control frente a lo publicado.
*Ciberbullying, Grooming, Sexting y otros peligros en las redes a los que fácilmente se accede, la mayoría de los casos, por desconocimiento.
Con base en todo lo anterior, queda a criterio de cada familia decidir cuál es el momento adecuado para que sus hijos accedan a los dispositivos tecnológicos; lo importante será el acompañamiento cercano, la comunicación permanente y sobre todo, las normas y los límites establecidos para prevenir los riesgos frente a su uso excesivo y/o inadecuado.
Qué bueno ver los niños en los descansos alejados de las pantallas de sus celulares y tablets, corriendo, jugando, interactuando con los demás, creando lazos de amistad y fortaleciendo sus habilidades sociales.
Elisa Sierra Lesmes
Directora Ciclo Primaria
Fecha de publicación: 22/10/2019
Ser padre hoy en día es difícil, porque la continuidad que ofrecían los roles familiares se ha roto. El niño ya no ve a su abuelo ejercer de padre con el suyo propio y ya no ve a su padre ejercer de hijo con el abuelo. Hoy día todos, padres, abuelos, tíos… son súbditos de esta preciada estirpe que son los hijos, un bien escaso que nos llega tarde, a veces tras un sendero de dificultades emocionales y orgánicas, para el que nos preparamos de recursos materiales y formación teórica pero que nos pilla en volandas cuando aparece el primer desafío de alguien que se siente querido por encima del bien y del mal. El confort se ha convertido en un derecho adquirido y su abuso en el estilo de vida imperante. La estimulación constante, las prisas, la abundancia de todo, propician este modelo de educación supervisada desde lejos, donde todas las iniciativas y todos los movimientos del niño son monitorizados a tenor de su inexperiencia para evitar cualquier esfuerzo, o quizás una dificultad que ponga a prueba su autonomía. Este comando a distancia bloquea la toma de decisiones coherentes y consecuentes y retarda la maduración de una consciencia propia y del entorno, mutilando así cualquier brote de responsabilidad, que es un valor de primera línea en la educación.
Los niños reciben un doble mensaje. Se les pide que crezcan y se comporten de acuerdo a su edad biológica pero se les continua ofreciendo el biberón cuando ya han desarrollado su habilidad para coger una taza, se les calla con un chupete en la boca cuando solicitan insistentemente atención en lugar de aprender a esperar el turno o se les empuja sobre su sillita cuando ya corretean por el parque. Se les licua o parte una manzana cuando podrían mordisquearla o pelar por su cuenta un plátano. Cuando el niño está preparado para desarrollar una habilidad y no se ejecuta, la maduración psíquica se resiente.
En realidad se le trata como si no fuera capaz de ello, y el niño retrocede, se infantiliza. Pero al mismo tiempo, se le pide opinión sobre la ropa, o sobre el menú de la cena. Incluso el concepto de la lactancia a demanda se ha desvirtuado para dejar de evocar una necesaria flexibilidad para colocar las riendas horarias en manos del bebé. Más adelante incluso se hará respetar cuando se niegue a morder aquello que con insistencia ofrece la madre aún a sabiendas de la velocidad con que engulle los chips o las olivas, y la familia entera acabará por comer croquetas y macarrones los domingos… Ya en la adolescencia les animamos a que adquieran más competencias a edades tempranas, que estudien inglés, dominen la oratoria o lo último en tecnología, pero se descuidan las tareas básicas, las responsabilidades personales de la vida cotidiana (pon la mesa o el lavavajillas, encarga tus libros o recoge lo que olvidaste en casa de tu amigo). Esta estridente contradicción entre los valores y las prácticas para promover su independencia resulta paradójica y terriblemente perversa para ellos. Se teme por su autoestima cuando lo que está en riesgo es la propia de los padres, que luego lloran desangelados cuando el chaval regresa del otro lado del océano, tras agotar sus ahorrillos y los nuestros, quejándose de la comida y de la disciplina horaria que ha “padecido” para jurar que jamás allá volverá.
La figura de la autoridad materna o paterna se sustituye por la del chófer, el cocinero, el tutor, el canguro… Hablamos de la “educación a demanda”. Comen lo que quieren, a deshoras, y no lo que se debe sino lo que piden o lo que toman. Duermen cuando se cansan de llorar en brazos y luego pasan a la cama de los padres, si caben todos y si no desplazan a alguno de ellos que acaba durmiendo en el sofá. Se visten con lo que prefieren, lloran por las galletas, por los zapatos y por nada… Y todo para evitar decirles “no”. ¿Cómo van a entender que deben ir al baño antes de entrar en clase, o que no se puede dejar sonar el móvil en un aula o en la consulta del médico…?
¿Qué podemos hacer?
Los límites deben marcarse desde el primer día. Los padres deben consensuar una pauta de crianza y ejercitarla con responsabilidad y seguridad evitará que derive en conflictos. Por su parte, el bebé, y luego el niño, pronto comprenden y asumen que el amor no es la permisividad. Unos y otros acaban por aprender que madurar significa superar pequeños duelos, dejar lo conseguido y pasar a afrontar los retos de la siguiente. Educar es dirigir, encaminar, desarrollar habilidades, cortesía, valores familiares, ciudadanía y para ello se cuenta, además de con el afecto, con la autoridad, que es el respeto que se otorga al que más sabe. Es el padre o la madre los que saben el mejor desayuno para hacerle crecer (¡o deberán aprenderlo!) o la mejor hora y lugar para acostarle.
Está totalmente demostrado que la falta de autoridad, de contención, provoca frustración y desconcierto, sensación de abandono. Al final todos buscan una autoridad externa que ponga orden y se le pide al médico que explique al niño que no vaya descalzo, que no debe tomar chucherías o que debe lavarse los dientes…
Los niños crecen solos pero no se educan solos, necesitan adultos responsables y coherentes que dediquen su presencia y no solo su atención, para que los niños puedan aprender de lo que ven y no solo de lo que se les dice. Solo así comprenden que existen derechos y deberes, que a los actos les siguen las consecuencias y que su cooperación y su esfuerzo son indispensables para hacer de ellos adultos competentes y autónomos, tolerantes y empáticos. La felicidad, a mi entender, se ha sobreestimado. Y lo que podríamos hacer los adultos es enseñar a los pequeños a amar lo que hacemos, y no solamente a hacer lo que queremos. Quizás conseguiremos que nos sintamos todos un poco mejor.
Referencias:
Barrueco Arjona. Las consecuencias de la educación a demanda. Revista Pediatría de Atención Primaria. Vol IX. Núm 34. Abril/ junio 2013
Claudia Cárdenas Barrera
Psicóloga
Fecha de publicación: 04/06/2015
Es normal que los padres estén interesados en el rendimiento escolar de sus hijos y están interesados en que los procesos formativos puedan desarrollar las competencias que les permitan alcanzar los ideales de formación y de profesión de cada uno, pero esto no es algo que se logra únicamente con la adquisición de conocimiento, sino que requiere el desarrollo de habilidades básicas que les permita a los niños pasar del conocimiento a la vida practica y efectiva con el buen desempeño de las habilidades adquiridas.
Muchos padres interesados en que a sus hijos les vaya bien en el colegio y es lógico pues los hace competentes para alcanzar los ideales de formación y profesionales, pero muchos desconocen que detrás de la adquisición de conocimientos, que es importante, existen unas habilidades básicas que les permiten a los niños, no solo tener un mejor aprendizaje de conceptos sino aprender para la vida, de manera que puedan ser efectivos y felices con lo que hacen.
Estas habilidades se clasificación en los dispositivos Básicos de aprendizaje y Las funciones ejecutivas, dos conceptos no muy comunes pero si muy cotidianos en la práctica, los primeros tienen que ver con las habilidades para adquirir y manejar la información, y los segundos son habilidades para responder a las exigencias de una manera efectiva.
Los Dispositivos básicos son: la atención, el seguimiento de instrucciones, la tolerancia al tiempo y exigencia de las actividades, estas habilidades son básicas porque sin ellas el proceso de aprender puede verse afectado. Estas habilidades deben estar funcionando bien si se quiere un aprendizaje fluido, consistente y efectivo y por eso son muy importantes para todos los niños en edad escolar desde los más pequeños hasta los adolecentes.
Siendo tan importantes para el aprendizaje no pueden ser ignorados por los padres, al contrario deben ser reforzados desde la familia para que tengan un buen desarrollo y esto es posible y muy sencillo si se hace conciencia de esto. Aun que algunos no lo saben la forma para fortalecer y desarrollar este tipo de habilidades está en la cotidianidad, las habilidades básicas cotidianas como vestirse, comer, cepillarse los dientes, recoger y ordenar el cuarto, los juguetes, ayudar con loa quehaceres de la casa, terminar los juegos, seguir las reglas de un juego, saber perder y ganar, tener horarios establecidos, tener un lugar para estudiar y tiempos para las cosas cotidianas …… todas estas cosas fortalecen y desarrollan los dispositivos básicos de aprendizaje.
Actividades tan sencillas y rutinarias nos permiten preparar nuestro cerebro para adquirir información y manejarla de tal manera que podamos ser efectivos en el ambiente en el que estemos, incluyendo el colegio.
Lo interesante de estas actividades cotidianas es que aunque parezcan simples, a medida que se fortalecen y se vuelven hábitos y rutinas diarias apoyan el desarrollo de otras habilidades importantísimas las funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas, son habilidades que como su nombre lo indica modelan la efectividad de lo que se ejecuta, el niño puede tener la información suficiente adquirida en el proceso de aprendizaje pero si no tiene la habilidad para planear, organizar y ejecutar efectivamente le va a costar mucho exponer o desarrollar un aprendizaje adquirido al ponerlo en práctica.
Este es un tema interesante y más en nuestros días donde los niños y jóvenes están llenos de información o la pueden conseguir fácilmente, pero donde se las habilidades para analizar, crea , hacer crítica o valor sobre algo no se tiene y solo se tiene obtiene información poco práctica o poco significativa. Las funciones ejecutivas están comandadas con otras habilidades muy importantes como lo son la motivación, la flexibilidad mental, la resolución de problemas entre otras.
Como pueden ser que una actividad tan sencilla como vestirse puede apoyar el desarrollo de este tipo de habilidades? Daré varios ejemplos. Cuando un niño organiza su uniforme para el día siguiente debe enfrentarse a varias cosas y tener las siguientes habilidades: pensar cuál es el uniforme del otro día, saber donde están las prendas que necesita, organizarlas en el lugar adecuado para el encontrarlas el siguiente día, resolver su necesidad cuando no encuentra lo que busca, buscar su ropa en un tiempo determinado, en esta actividad se refuerza: la organización, la memoria, la flexibilidad, el manejo del tiempo, la motivación al ser independiente y resolver problemas. Esto para los más chicos.
Un ejemplo para los más grandes, cuando un joven maneja un dinero mensual se debe enfrentar a varias cosas y desarrollas las siguientes habilidades: pensar para que le fue dado ese dinero, planear como distribuirlo, organizar sus prioridades, resolver dificultades en la distribución del dinero, asumir las consecuencias de gastarlo en lo que no necesitaba y plantear soluciones, él puede saber sumar, restar, multiplicar pero si no se sabe organizar y no planea bien no va a ser efectivo con lo que se espera que haga.
Los dispositivos básicos y las funciones ejecutivas son importantes para un aprendizaje significativo que capacita al niño para adquirir cualquier tipo de aprendizaje en cualquier momento y obtener resultados efectivos en su medio, contribuyendo a si a su calidad de vida y a su felicidad y a la consecución de sus metas en todo sentido.
Referencias:
1. Carlos Medina Malo Neuropediatría. Avances neuropsicopedagógicos en la intervención de los trastornos específicos del aprendizaje y de comportamiento. Abordaje interdisciplinar. Bogotá, Septiembre 8, 9 y 10 de 2010.
2. Samira Thoumi y Gloria Castellanos, El éxito de la motivación en la educación. Ediciones GAMMA S.A, 2003
NURY CONSTANZA RAMIREZ
TERAPEUTA OCUPACIONAL
UNIVERSIDAD NACIONAL .
Fecha de publicación: 30/03/2015
Conferencia: ¿Cómo alimentar a nuestros hijos de manera fácil y saludable?
Ideas para padres, madres y cuidadores, a cargo de Adriana Zuleta.
Conferencia: ¿Cómo educar para la paz en edad preescolar?
A cargo de José Fernando Mejía.
Conferencia: PaPaz Conectados 2.0
A cargo de Viviana Quintero
Conferencia: Marihuana: mitos y verdades
A cargo de Efrén Martínez.
Conferencia: Enseñar desde el ejemplo
Herramientas para promover el desarrollo positivo de los niños y niñas desde nuestro propio comportamiento a cargo de Lina María Saldarriaga.
Conferencia: Mitos y realidades frente a los trastornos de la conducta alimentaria
TCA. ¿Cómo detectarlos? ¿Cómo prevenirlos?
Conferencia:
A cargo de Jorge Eslava